lunes, 26 de abril de 2010

Génesis

Cada quien sabe hasta dónde es capáz de llegar, en otras palabras, todos conocemos nuestras limitaciones, aunque es más tentador fijarnos en las limitaciones de otro; sí, no vale "hacerse el loco" con estas cosas, a todos nos gusta "ver la paja en el ojo ajeno". No me mal entiendan, esto no es un blog de crítica social, no aspiro a tanto, es simplemente un pequeño artículo de autocrítica, sólo que cualquier parecido con la realidad no es coincidencia, es totalmente adrede.

En toda profesión o disciplina existen dos maneras de ejecución, la correcta y la incorrecta, pero he llegado a descubrir una tercera: "La manera que yo creo o pienso que se debería hacer ya que este tipo que estoy viendo hacerlo me parece un tarado"; un poco larga quizás pero no se aleja de la realidad ¿o si?. Yo debo hablar desde mi experiencia y el campo que me corresponde es la música, más que la música como disciplina vendría a ser las actitudes del músico frente a otros de su especie, aunque para ser justos creo que debería empezar por una pequeña descripción de esta forma de vida al más puro estilo del difunto señor Felix Rodríguez de la Fuente.

El músico, o bien nocturnus
harmonĭcus es una especie que podemos encontrar en casi todas las latitudes, se adapta tanto al frío como a las zonas calurosas, aunque estas últimas son de su preferencia. Posee un vasto conocimiento de la noche y sus trampas (aunque no deje de tropezar siempre con la misma piedra), es conocido por su carácter jovial aunque no ajeno a los problemas de la actualidad. Por lo general sus horas productivas (por así decirlo) son las nocturnas, sin embargo, ya se han hecho avistamientos de esta especie en horas del día. Pero adentrándonos un poco más al meollo (si es que podemos) de esta situación, a los músicos nos gusta mucho, como ya saben, asistir a conciertos, recitales, tertulias, fiestas, parrandas, presentaciones y demás guateques, donde podamos "disfrutar" de actuaciones en vivo; si, entre comillas porque realmente no disfrutamos de estas cosas, simplemente vamos como aves de rapiña sobre presas, en ese momento indefensas y lo que esperamos de ellas no es algo que nos agrade, por el contrario, algún error en esa interpretación para sujetarnos a él y alimentar así nuestro apetito de crítica.

Pero no voy a continuar por lo pronto, ya que esta tesis no está del todo desarrollada, además debo dejarlos, mis queridos lectores, con las ganas de más (si es que alguien va a leer esto), así que os seguiré revelando más de este raro espécimen de la raza humana para una nueva entrada de este blog, no sin antes dejaros un par de consejos: "No siempre el que sabe de música puede disfrutarla tanto como quien ignora sus secretos" y "No presteis atención a la ortografía o a la redacción, ya que hay muchos daños en el mundo como para preocuprse de criticar mis formas"

Gracias.